Un día ví una mariposa volando... ¡me encantó! Multicolor, llena de alegría, me recordó a unas amigas - muy especiales para mí - y deseé que esa preciosa imagen entusiasmara sus miradas. Pincelada a pincelada, con muchísimo cariño, la mariposa revoloteó hasta unos pequeños cofres de madera...
Este fue el resultado. Son dos cofres muy parecidos, pero con matices distintos, porque dos piezas especiales, como dos corazones, nunca llegan a ser exactas.
Creo que podemos jugar a "Encontrar las diferencias". ¡Qué chulos!
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